Introducción

Oculto entre la maleza, un cazador jíbaro carga en silencio su cerbatana. Espera agazapado unos minutos hasta que en su campo visual irrumpe un mono ardilla.

Mientras el mono trepa por un árbol, el cazador apunta su arma y con un leve soplo, impulsa a través de ella un dardo cuya afilada punta está impregnada de cierta resina oscura. El mono herido emite un grito, se tambalea y cae a los pies del jíbaro.

Cinco minutos después ha dejado de respirar.

En la sala de operaciones de un hospital, el personal de guardia rodea la figura de un hombre que yace sobre una camilla. El anestesista carga una jeringa, busca la vena del paciente, inserta en ella la aguja y con un leve movimiento del pulgar, impulsa una sustancia ambarina en el torrente sanguíneo.

Mientras la enfermera emite un reporte sobre los signos vitales del paciente, el cirujano emprende con tranquilidad un corte abdominal.

Cinco horas después, liberado de las molestias de un cálculo biliar, el hombre departe con sus familiares.

DROGA = FÁRMACO = MEDICINA

Pharmacon = remedio y veneno

Tanto la resina oscura que acabó con la vida del mono, como la sustancia ambarina que permitió operar con éxito al paciente, provienen del curare, una de las drogas más tóxicas que existen.

Ambas aplicaciones permiten demostrar lo que los griegos clásicos quisieron dar a entender cuando llamaron fármacos a las drogas: que todas son remedios y venenos a la vez.

El curare relaja y paraliza. En dosis altas detiene la actividad de los músculos que gobiernan la respiración causando la muerte por asfixia, mientras que en dosis minúsculas afloja los músculos abdominales para evitar espasmos durante intervenciones quirúrgicas.

En la antigüedad, el término pharmacon era utilizado para describir tanto a los medicamentos como a los tóxicos. Desgraciadamente, lo que antes era sinónimo hoy se encuentra disociado. Aún cuando fármaco y droga continúan empleándose de manera indistinta dentro de la literatura especializada, en la percepción popular se consideran cosas por completo diferentes. Ahora se habla de medicinas y de drogas. Se dice que las medicinas alivian el sufrimiento, luchan contra la muerte, son buenas y se venden en farmacias y se cree que las drogas originan trastornos severos, provocan la muerte, son malas y por eso están prohibidas. Bajo esta lógica, considerar al agua como droga parecería broma, no obstante, tres o cuatro litros producen envenenamiento mortal en los niños; mientras que en un adulto, más de veinte litros diarios generan una secreción excesiva de orina y una propensión a la retención de cloro que ocasiona la deshidratación celular y eventualmente la muerte.

Desde el punto de vista de la ciencia, fármaco o droga es toda sustancia química de origen natural o sintético que afecta las funciones de los organismos vivos. Los fármacos capaces de inhibir el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones, se denominan psicoactivos, ya que afectan específicamente las funciones del sistema nervioso central compuesto por el cerebro y la médula espinal.

El hecho de que actúen como remedios o como venenos depende de:
1) su grado de pureza,
2) las dosis y las modalidades de empleo,
3) las condiciones de acceso y las pautas culturales de consumo,
4) el estado físico, emocional, mental y espiritual del usuario.

Los mismos psicoactivos pueden resultar benéficos o dañinos, terapéuticos o tóxicos, según quien, cuando, cuanto, cómo y con qué fin los consuma.

Por desgracia existe una gran desinformación al respecto que -aunada a una serie de mitos y prejuicios- repercute sobre la salud, el calificativo moral y el trato cívico de sus consumidores.

En esta confusa atmósfera de miedo, propaganda y controversia social, se ha creado un vacío educativo. La mayoría de los psiquiatras y psicólogos saben más acerca de las drogas por la televisión, los artículos periodísticos y la propaganda sobre el abuso que a través de la literatura científica. Muchos de entre los más brillantes profesionales están, por desgracia, tan mal informados como el resto del gran público.

Richard Yensen
(psicólogo e investigador)

Ningún gobierno puede proteger la salud de sus ciudadanos, ni a través de la legislación, ni mediante campañas atemorizantes. Tampoco se puede decretar la desaparición de las drogas. Estarán con nosotros en tanto muchas personas encuentren en ellas el refugio, la evasión, la distracción, el conocimiento, el alivio o la satisfacción que buscan. Lo que sí resulta factible es reducir los daños que causan la desinformación, el consumo, el abuso y sobre todo, la prohibición de algunas de ellas.

Por eso considero que para abordar el tema de las drogas, la mejor guía de la razón no puede ser la represión fundada en el miedo y la ocultación de la verdad, sino la información basada en el rescate de las tradiciones y en la exposición completa y veraz de los resultados de la investigación científica y empírica.

En un esfuerzo por llenar este vacío informativo, que afortunadamente cada vez es menor, las páginas de Las drogas tal cual... las veo, exponen un amplio conjunto de datos y reflexiones respecto a las principales drogas psicoactivas, comenzando con la exposición sistematizada de información acerca de la química, farmacología y hechos sobresalientes de 42 categorías de psicoactivos; así como estadísticas de consumo y situación legal de los mismos a nivel internacional y en los casos específicos de algunos países de habla hispana.Posteriormente se explora su utilización en los contextos chamánico, terapéutico y espiritual, se resumen algunas orientaciones básicas para conformar una cartografía de la experiencia psicoactiva, se aborda el problema de la adicción y los principales enfoques para tratarla; se exponen los factores extrafarmacológicos más importantes detrás de la prohibición; y por último hay secciones dedicadas a dar cuenta de mis fuentes de información, las entrevistas que he realizado a diferentes personas en México, Barcelona, Londres y Ámsterdam, así como las reflexiones, conclusiones y nuevos proyectos de investigación que tengo en mente.

Mi propósito principal es que la recopilación de toda esta información nos ayude como sociedad a:

- recuperar el conocimiento ancestral acerca de las plantas psicoactivas,
- evitar volver a cometer los errores del pasado, resolver los presentes, y
- sacar el mejor provecho de las importantes herramientas que pueden ser las plantas y alcaloides psicoactivos bajo el contexto y el propósito adecuados.